En este simpático cuento, queremos recrear una herramienta importante en la vida de un Dirigente Palestrista, el PEDAL. En el, vemos que por medio de la oración en común, la reflexión evangélica, el estudio, la revisión de vida, la Fe, la Vida compartida y el apostolado, son los elementos esenciales para la experiencia integral de un dirigente.
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Había una vez un Pedalcito que vivía tranquilo y quieto, su vida era normal, nada lo hacia zozobrar, salvo un pequeño inconveniente, Pedalcito, no funcionaba, al estar conectado a la barra del pedal y luego a la estrella, la cadena y el piñón de la bici, y que todo eso estuviera herrumbrado, hacía que el instrumento, el vehículo no sirviera de mucho.
Los chicos lo utilizaban solo para subirse y que alguien empujara y que la bici se desplazara un trecho, y andaba un poco más, si era bajadita. Eso era todo.
Así Pedalcito, tenía una vida normal, pero muy tranqui… y soportaba esa situación poco natural.
Hasta que un día, desde la caja de herramientas escuchó la voz de alguien que le decía que eso se podía solucionar, que podía servir como los demás pedales, es decir, que sirva como uno de los elementos de la bici para andar, viajar, correr carreras, conocer lugares, transportar, llegar a lugares que no conocía y ver paisajes y conocer personas.
Pedalcito, sabía, que su función, hacer lo que le correspondía, dependía de la voluntad de una persona, de su dueño, de aquel que podría hacer uso de toda la potencia que tenía.
Hasta que un día, esa persona, se puso a arreglar la bici y comenzó por el piñón, la cadena, la estrella, y luego el pedal, y fue todo un acontecimiento.
Pedalcito comenzó, ya en el patio a disfrutar de su acción, cuando el pie se posaba en su estructura, y haciendo fuerza, comenzaba a moverse todo, y la sensación fue tremenda, increíble, porque se dio cuenta que podía, desde su humilde y tranquilo lugar, llegar a ser uno de los elementos para movilizar todo el vehículo. Podía, desde su función, contribuir, para que la bici, con la persona, pudieran ponerse en movimiento, comenzar a recorrer los nuevos caminos.
Sí… ser un Pedal es una gran cosa, es parte de un todo;
Es una Piadosa oración entre muchas, pero importante.
Es buscar Estudiar y aprender para modificar hábitos de vida.
Es tener una Dirección, una guía en la vida, empezando por el Espíritu Santo.
Ser en los ambientes; Apóstol, y llevar la Buena Nueva a todos.
Es, con otras/os hermanas/os, Luchar, ligados, juntos, y así funcionar según el mandamiento comunitario del amor.
Esa persona uso la herramienta, uso a Pedalcito para recorrer la vida con dignidad, como hijo de Dios, como hermano de las otras personas, como responsable de sus decisiones, como constructor de un mundo mejor, como caminante hacia la casa del Padre, como navegante hacia mares desconocidos y para llegar a paisajes, lugares y personas que de otro modo se perdería de conocer.
Un pedal quieto, sin cumplir su función es como la moneda, el talento, el don, la habilidad que se esconde, que no se multiplica.
Colaboración: F.L.C.
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Había una vez un Pedalcito que vivía tranquilo y quieto, su vida era normal, nada lo hacia zozobrar, salvo un pequeño inconveniente, Pedalcito, no funcionaba, al estar conectado a la barra del pedal y luego a la estrella, la cadena y el piñón de la bici, y que todo eso estuviera herrumbrado, hacía que el instrumento, el vehículo no sirviera de mucho.
Los chicos lo utilizaban solo para subirse y que alguien empujara y que la bici se desplazara un trecho, y andaba un poco más, si era bajadita. Eso era todo.
Así Pedalcito, tenía una vida normal, pero muy tranqui… y soportaba esa situación poco natural.
Hasta que un día, desde la caja de herramientas escuchó la voz de alguien que le decía que eso se podía solucionar, que podía servir como los demás pedales, es decir, que sirva como uno de los elementos de la bici para andar, viajar, correr carreras, conocer lugares, transportar, llegar a lugares que no conocía y ver paisajes y conocer personas.
Pedalcito, sabía, que su función, hacer lo que le correspondía, dependía de la voluntad de una persona, de su dueño, de aquel que podría hacer uso de toda la potencia que tenía.
Hasta que un día, esa persona, se puso a arreglar la bici y comenzó por el piñón, la cadena, la estrella, y luego el pedal, y fue todo un acontecimiento.
Pedalcito comenzó, ya en el patio a disfrutar de su acción, cuando el pie se posaba en su estructura, y haciendo fuerza, comenzaba a moverse todo, y la sensación fue tremenda, increíble, porque se dio cuenta que podía, desde su humilde y tranquilo lugar, llegar a ser uno de los elementos para movilizar todo el vehículo. Podía, desde su función, contribuir, para que la bici, con la persona, pudieran ponerse en movimiento, comenzar a recorrer los nuevos caminos.
Sí… ser un Pedal es una gran cosa, es parte de un todo;
Es una Piadosa oración entre muchas, pero importante.
Es buscar Estudiar y aprender para modificar hábitos de vida.
Es tener una Dirección, una guía en la vida, empezando por el Espíritu Santo.
Ser en los ambientes; Apóstol, y llevar la Buena Nueva a todos.
Es, con otras/os hermanas/os, Luchar, ligados, juntos, y así funcionar según el mandamiento comunitario del amor.
Esa persona uso la herramienta, uso a Pedalcito para recorrer la vida con dignidad, como hijo de Dios, como hermano de las otras personas, como responsable de sus decisiones, como constructor de un mundo mejor, como caminante hacia la casa del Padre, como navegante hacia mares desconocidos y para llegar a paisajes, lugares y personas que de otro modo se perdería de conocer.
Un pedal quieto, sin cumplir su función es como la moneda, el talento, el don, la habilidad que se esconde, que no se multiplica.
Colaboración: F.L.C.