El 8 de Noviembre del 2009, en Jujuy, se proclamo la ciudad de Catamarca como sede del 4º Encuentro Nacional de Palestristas Adultos, la continuación de aquel desafío que el Movimiento se debía, buscar espacios para extender el Reino para otras edades, aunque estas estaban presentes en la vida de Palestra.
Desde que se retomó la idea de generar estos lugares de perseverancia en el 2003, hasta hoy la historia, la aventura del Espíritu de dios tiene forma, tiene camino recorrido, tiene sus marchas y contramarchas, sus luces y sombras, como el peregrinar del pueblo de Dios.
A la fecha, más de 15 comunidades de Jovenes Adultos y de Adultos dan testimonio de esa tarea emprendida para bien del Movimiento.
La aventura se refleja en los Encuentros de una manera intensa, reducida en el tiempo y en la cantidad de gente, pero rica en su expresión, en la pujanza de la gente por aportar sus tiempos y esfuerzos por un mundo mejor, por una sociedad plena de esperanzas y poniendo en común los años que tenemos. El caminar entre Encuentro y otro será lo más sutancioso, el dia a dia, la reunión semanal, quincenal, mensual, los sueños, los proyectos, la vivencia, la contención son los elementos que no se ven, pero cuando nos encontramos salen como agua que no se puede contener.
Y se lo expresa de muchas formas, como cuando cantamos el himno de Palestra, o en la Eucaristía, o en la visita de la Morenita del Valle, tiembla el salón, las lágrimas y la emoción afloran incontenibles, como una raíz que vuelve a tener fuerzas y que puede seguir produciendo cosas hermosas para nuestra Iglesia.
Imposible reflejar en imágenes, palabras y cantos, lo que se vive en los Encuentros cuando Dios pasa en medio nuestro. El tiempo y cada persona es testigo de las nuevas oportunidades que Dios nos regala, esos regalos… queremos multiplicarlos. El, Jesús, salió nuevamente a nuestro encuentro, se acerco a nuestras personas y nos llama para que vivamos la Gracia como una forma de vida.
Gracias a Dios por este Encuentro, por la preparación, por los que trabajaron incansablemente para hacerlo y aún en su cansancio, nos ofrecieron su alegría, su esfuerzo, sus luchas y sus testimonios de vida. Gracias hermanos Catamarqueños por querernos y hacernos sentir hermanos palestristas. Dios bendiga los frutos de este Encuentro. Nos veremos en Tucumán.